9.1.06

Un cerrojo abierto

--------------------mira

e invita a continuar un viaje inconcluso…

[Martina]


El cruce entre dos rieles
Forma la V de la Victoria
o de “Volveré”, también
pintada en un vagón, en conteiners
vacíos de producción, apartados
al costado, por donde ya no pasa
el tren. La V(corta) de “Vote

presidente” en un afiche envejecido.
Los fierros hechos chatarra forman
miles de V(cortas). La ventanilla del auto
en movimiento, a medio cerrar asoma
una mano que saluda extendiendo
dos dedos en forma de V.
Más vagones nulos, con Ve cortas
pintadas en la madera. Todos tocamos
madera, cuando pronuncian un nombre
que por paradoja es capicúa. Cruz diablo
decimos, apretando el testículo izquierdo

maldecimos
a la derecha peronista.
En el paisaje que atardece vuelan
cuervos hacia el norte, se van
sus siluetas que son Ve cortas. Cuando llegan
a la calle que cruza la vía contemplan

la Cruz
amarilla. Se detienen: algo
de la época dorada se murió.
Al costado de las vías hay señales
Indicando un pasado corroído.

La vía se desvía hasta el vagón casa

El vagón soporta carga, el vagón lleva carga, el vagón va de un punto a otro, el vagón es una casa.
Una cueva=una casa

El vagón soporta la carga, no va a ningún lado
un vagón=una casa

El vagón es la casa de una carga, que no va a ningún lado
una casa=Organismo Nacional de Bienes Residuales
Para qué sirve una rueda que no gira

Perspectiva dadaísta: vaivén del vagón/vagón=subibaja

Una mujer educa a su hijo, debajo de una sombrilla, abajo del puente Colón.

[Milton][Diego]

Hay algo vagamente perturbador en está fotografía. Es el contraste entre su belleza visual y la porción de realidad que el lente de la cámara captura y sugiere.
Un hombre, o quizás mujer, o quizás un adolescente está parado a unos metros de un viejo y abandonado vagón de ferrocarril, en un terreno baldío próximo a las vías. Ese vagón es su hogar. Su creación. Entre los pocos metros que separan al personaje y el vagón hay una improbable sombrilla, desechos que no logramos identificar, cartones y chapas y un colchón: un pequeño, mini basurero de esos que se brotan en todo hogar pobre o indigente. De fondo, el desparejo verde del césped, surcado por dos caminitos de tierra, como las líneas de las manos.
Y, sin embargo, la belleza de la fotografía se impone, como en un amor a primera vista (si es que esto existe) a la que, intuimos, es una vida de sombras y carencias.
El marrón rabioso del vagón y el vasto verde del pasto arrojan un juego de colores intensos, armónicos.
Nos detenemos un instante en la vastedad del verde. El encuadre de la fotografía, sus límites, nos dejan imaginar ese baldío como una isla desierta, o un hermoso campo de pasto como sábanas que no terminan nunca, que solo existe para cobijar un lugar y un tiempo lejos de todo, con matas de césped por recorre para llegar a ninguna parte.

[Antuá Daniel]